Uno de los objetivos que tenemos en AIESEC es compartir historias y experiencias de los jóvenes de nuestro #UnMundoColombianísimo.

Para seguir esta serie, esta semana es el turno de Perú y les traemos a Paula Rubio. Ella tiene una historia increíble de su experiencia como voluntaria, de su trayectoria dentro de la organización y las enseñanzas que vivió en su intercambio.

¿Cuéntanos un poco acerca de ti y cómo llegaste a tomar tu voluntariado?

Mi nombre es Paula Rubio, actual directora de desarrollo organizacional para AIESEC en Colombia. Entre a AIESEC en octubre de 2014 cuando mi amiga de la universidad me habló acerca de una organización de jóvenes que quieren ayudar a construir un mundo mejor.

Durante el 2015 la oficina nacional tenía la estrategia de Embajadores Colombianos, en este momento, por mi cabeza solo pasó el pensamiento de “Debo tomar esta oportunidad está demasiado barato”.

 

¿Después de tomar la decisión de viajar, cómo escogiste a Perú como destino?

Perú realmente no me parecía un destino llamativo, sin embargo, creo que estaba destinado a suceder, fue de esas casualidades de la vida que simplemente pasan. Perú me llamaba la atención porque era el destino que se adaptaba más fácil a mi presupuesto.

Por casualidad un cupo se liberó al ultima hora y yo pude aplicar al proyecto. Sin darme cuenta había empezado la experiencia que marcaría mi vida, dentro y fuera de la organización.

¿Cómo fue tu llegada a Perú? Cuéntanos acerca de las primeras impresiones de tu experiencia.

Es super importante aclarar que yo llevaba un paradigma en mi mente acerca de lo que iba a ser mi experiencia.

Llegue a Tacna, una pequeña ciudad al sur de Perú; mi proyecto consistía en trabajar en un colegio reforzando la parte de valores y relaciones entre estudiantes, el acoso escolar o bullying era una problemática que se debía manejar.

Los primeros días del proyecto fueron un choque increíble. Tal vez era porque yo (una chica de 19 años) llegué a un colegio donde el acoso escolar era tema de todos los días a hablar de valores y comportamientos como si los estudiantes me fueran a escuchar. En efecto a la que terminaron haciéndole bullying fue a mí.

¡Wow! ¿Entonces, cual fue tu reacción?

En ese momento decidí no darme por vencida, pasé algunos días leyendo como liderar grupos de mi edad, y cómo tratar temas de acoso escolar. Por otro lado, recordé el nombre de a la convocatoria por la cual yo había llegado a ese lugar Embajadores Colombianos. Decidí hablarles a estos chicos acerca de Colombia y todo lo que tenemos para ofrecer.

Igualmente capitalizar el hecho de que la época mundialista recién había sucedido y a Colombia le había ido bastante bien. Esto marcó un giro de 180° a mi experiencia.

¡Increible! ¿qué hay de los otros aspectos de la experiencia?

La familia que me hospedó durante la experiencia fue increíble, era super atentos y verdaderamente los que menos tienen son aquellos que mas comparten. Fue todo un proceso de adaptación estar acostumbrada a tener ciertas comodidades y de repente no tenerlas.

Definitivamente una lección de humildad y de aprender a valorar lo que algunas veces damos por sentado. En mi familia global había dos hermanas una de ellas también pertenecía a la organización en Perú, entonces fue una conexión instantánea.

¡Además la mamá cocinaba delicioso! Nunca voy a olvidar la palta rellena, el ají de gallina o la Inka Kola.

Imagino que de embajadores colombianos no estabas tú sola, ¿qué tal fue la experiencia con los otros voluntarios?

¡Increíble! Hicimos rápidamente un grupo de voluntarios con los que viajamos varios fines de semana y conocimos muchas caras del Perú. Experiencias increíbles que no cambiaría por nada del mundo, vi mi primera estrella fugaz en Tarata, Conocí Machu Picchu, el lago Titicaca. Siento que conocí verdaderamente Perú.

¿Cómo fue el cierre de tu voluntariado?

Con el paso de las semanas el proyecto se iba completando, estaba muy orgullosa de ver el cambio en mis estudiantes, mi familia global se había convertido en mi segunda familia y sinceramente el sentimiento y paradigma con el que llegué el primer día, ya no existía en ninguna parte.

La despedida en la casa fue super emotiva, tuvimos una video llamada con mis papás en Colombia y terminamos llorando todos del agradecimiento y con la promesa de que cada uno tenía un hogar tanto en Colombia como en Perú.

En el colegio, mis estudiantes habían arreglado una fiesta sorpresa. Me hicieron cartas y tomamos fotos, el día uno llegué con una maleta, pero me regresé con dos, de todos los regalos que me habían hecho todas hermosas personas que conocí durante esta experiencia.

¿Cuál dirías que es tu mayor aprendizaje de todo esto?

Definitivamente que Los viajes no son millas, son experiencias, muchos de los voluntarios con los que tomé la oportunidad están dentro de la organización en roles de liderazgo, nos vemos en los eventos nacionales y recordamos con cariño lo que vivimos en Perú.

Después de mi intercambio me di cuenta verdaderamente la importancia de lo que hacemos, del impacto que los jóvenes podemos tener en el mundo.

Finalmente quiero invitar a todos lo jóvenes que leen esto a que se dejen sorprender, que se den la oportunidad de tomar un intercambio que les cambiará la perspectiva y la vida.

 

Si tu como Paula quieres tener una experiencia en el extranjero
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Alejandro Castrillón
Gamer. Autodidacta. Amante de los animales. Fotógrafo amateur. Enciclopedia humana de datos inútiles.

Instagram: @AlejoCastrillon